miércoles, 7 de septiembre de 2016

Día 13: Un día para ser honestos

Mi día empezó antes de despertar. Soñaba con mi ex y otras personas hacía las que siento algún tipo de rencor. Al despertar estaba tan desanimado y desesperado que lo primero que le dije a Julián era que me estaba volviendo loco, que no sabía hasta cuando iba a poder resistir todo lo que me estaba pasando. Él me abrazó y buscó consolarme, pero yo solo sentía un nudo en mi pecho y la necesidad de estallar.

Era de madrugada, día de descanso. Me levanté y alisté para irme a practicar unos exámenes de laboratorio, VIH, por rutina. Julián se dirigía a su antiguo apto a buscar las cosas que había dejado allá para por fin mudarse de un todo conmigo. Empezamos el día muy bien a pesar de mi preocupación.

Me hice los exámenes y salí para mi casa, Julián llegó en la tarde. Mientras tanto yo vi televisión y dormí. Tuve algo de ansiedad durante el transcurso del día, pero ya estoy acostumbrado a ello, así que no me desesperé. En la noche tuve una conversación muy sincera con Julián, le hablé de los pensamientos que tengo, mi ansiedad constante, de la constante presencia del recuerdo de mi ex novio. Para él no fue fácil escuchar todo eso, sin embargo, él sabe que yo quiero estar con él así que me dio todo su apoyo y acordamos salir de esto juntos y darlo todo para tener una vida plena.

martes, 6 de septiembre de 2016

Día 12: Siento que estoy enloqueciendo

Tuve un sueño muy ligero, por cualquier cosa me despertaba. Me levanté de buen ánimo, tomé una ducha y ahí empezaron mis tormentos: Muchos pensamientos empezaron a llegar a mi cabeza, recordando la escena de ayer cuando me encontré con mi ex, repasando cada segundo una y otra vez, queriendo deducir lo que él había pensado al verme, si me pensó en el transcurso del día, y básicamente un flashback de cuando eramos novios. Aclaro que con esos pensamientos no siento amor ni nostalgia, tampoco lo extraño; simplemente siento una gran frustración por no poder evitar esos pensamientos. Mi ducha duró más de lo normal debido a esa constante lucha dentro de mi cabeza por dejar de pensar o por concentrarme en otras cosas.

Salí, me vestí, tuve mi desayuno y tomé la Sertralina. Inicié una ligera conversación con Julián la cual terminó muy poco, en cuanto él decidió colocarse sus audifonos. Al llegar al paradero de bus me coloqué muy ansioso, temía encontrarme a mi ex. Miraba a mi alrededor aunque no quería hacerlo, eran movimientos involuntarios que controlaba rápidamente para que Julián no lo notara, aunque lo hizo al primer vistazo. Llegó la buseta y esta vez pudimos ir sentados uno al lado del otro, Julián empezó a ver videos en su celular por lo que quedaba en mis manos el mantenerme ocupado y distraído con cosas positivas. Puse mis audifonos para escuchar el nuevo album de Britney Spears, que me tiene obsesionado por cierto, y simultaneamente empecé a jugar Candy Crush. Incluso cuando estaba tarareando las canciones que escuchaba al mismo tiempo que jugaba no me fue posible mantenerme aterrizado. Tenía miedo de que mi ex se subiera al bus, veía a Julián pendiente de las personas que se subían y no pude evitar pensar que él quería asegurarse que mi ex no se subiera. Como decidí desconectarme de todas mis redes sociales dejé de pagar el plan de datos de mi celular por lo que las opciones para mantenerme concentrado en algo eran límitadas. Recordé que tengo una aplicación para colorear formas y paisajes, fue un poco más efectiva, sin embargo seguía perturbado y frustrado por no poder controlar mis pensamientos.

Durante todo el trayecto no crucé una sola palabra con Julián, excepto al bajarnos, aproveché que se había quitado los audífonos para hablarle de cualquier cosa. Luego llegué a mi destino, ligeramente nos despedimos, casi sin mirarnos.

Luego de guardar mi bolso en el casillero le envié mi mensaje de texto comentandole de mi frustración al sentir dependencia a un juego para mantenerme bien y que aún así no funcionara. Le agradecí también por el desayuno que me preparó, Pancakes, mi favoritos.

A los 15 minutos recibí una llamada de él, quería que le contara qué cosas pensaba, le dije que no quería hablar de eso y empezó a presionarme para que hablara, alegando que anoche practicamente no dije una sola palabra. En su tono de voz se notaba lo molesto que estaba, su frustración por no poder obtener de mi lo que quería al 100%. Le dije que no estaba dispuesto a discutir, que prefería hablar de mis cosas en persona y que anoche estaba molesto y no quería hablar porque sabía que terminaría diciendo cosas que no quería decir, que nisiquiera sentía, pero que habría dicho para nivelar la frustación que sentía por lo atormentado que estoy. Me colgó.

Entré al salón y empecé a escribir en el blog, es lo único que me mantiene aterrizado ultimamente. Al rato Julián me envió un mensaje de texto pidiendo disculpas por su actitud, igual sé que es un tema de dos que debemos trabajar juntos.

Luego de almorzar se alborotó mi ansiedad, mis piernas estaban muy inquietas y no veía la hora de salir de clase para meterme a mi cama, no quería hacer más nada. Lentamente finalizó la tarde y pude llegar a casa, me encontré con Julián al terminar la noche, salió tarde del trabajo. Omitimos el tema por el cansancio que teníamos, así que tuvimos una amorosa charla y a dormir.
Día 11: Mi reencuentro con el detonante:

Tuve una noche muy regular. Desperté en varias ocasiones pensando que ya era hora de levantarme para ir a trabajar. Esperaba ansioso el sonido de la alarma, ya que generalmente despierto segundos antes de que suene. De inmediato vinieron a mi mente pensamientos sobre mi ex, como de costumbre, simplemente acordandome de su existencia; es como un ritual de todos los días del que no me logro zafar. Creo que estuve despierto al menos 2 horas antes de que la primera alarma sonara, actualmente tengo 3 alarmas ya que al parecer el medicamento me produce sueño y me está costando levantarme. Julián se levantó a tomar una ducha mientras yo empacaba ambos almuerzos. Tuve una rápida ducha mientras pensaba en qué debería vestir, quería verme bien, o como suelo decirme usualmente, "fabuloso". Tomé el desayuno, me alisté y salí rapidametne de casa en compañía de Julián.

Era un día gris, pero no estaba lloviendo. Hacía mucho frío y en general estaba de buen ánimo porque iba vestido muy bien...acorde a la temporada. Llegamos al paradero y habían muchas personas, por lo que por primera vez, desde que salgo con Julián, le pedí que caminaramos hasta el paradero anterior, ya que presentía que no ibamos a conseguir puestos desocupados si tomabamos el bus allí. Avanzamos entonces unos 200 mts y el bus demoró en pasar, el tráfico estaba terrible. Tal como pensé no habían suficientes puestos libres, pero logramos sentarnos uno delante del otro. Mientras el bus  llegaba al siguiente paradero yo estaba acomodando mi bufanda y alistando mis audifonos para escuchar música durante el trayecto. Cuando el bus volvió a detenerse subí espontaneamente la miraba y vi a mi ex subiendose. Tuve que fijar bien mi mirada ya que desde hace algunos meses tengo visiones con él, incluso un día me bajé del bus porque pensé verlo en una esquina hablando por celular. Él notó mi presencia al momento de subirse, y pronunció mi nombre lentamente en forma de saludo. Yo desde la distancia le dije "Hola" y me detuve un momento antes de colocarme los audifonos. Pasó delante mío, sonrió y me preguntó como estaba, le dije que bien, le pregunté lo mismo, me dijo que bien, me agradeció y siguió hacía el fondo del bus. Durante varios meses ansiaba el día en que me encontrara con él, pero por estos días quería exactamente lo contrario; Empecé a ponerme ansioso, pero al mismo tiempo me sentía bien porque no había sentido algún tipo de nostalgia al verlo, fue como ver a alguien sin importancia que conozco desde hace tiempo. Sin embargo, al ser él el detonante de mi ansiedad tenía miedo de tener un comportamiento errado o de hacer algo de forma impulsiva que me hiciera retroceder en el avance de mi tratamiento.

Tomé mi celular y lo sobaba una y otra vez, jugaba con los bordes sintiendo cada uno de los relieves del mismo. De momento me concentraba en la música y empezaba a cantar mentalmente, pero luego volvía a pensar en qué debía hacer algo. Permanecí solo 30 minutos en el bus, o menos, y decidí bajarme. Le envié un mensaje de texto a Julián resumiéndole la situación. Supuse que se había molestado y que se había dado cuenta de la presencia de mi ex.

Al bajarme estuve algo más tranquilo, los movimientos anormales se detuvieron así que caminé unos cuantos metros y tomé otro bus hacía la empresa. Durante el trayecto estuve algo tranquilo, sin embargo no dejaba de pensar en lo que había ocurrido. Sabía que Julián éstaba molesto así que solo ansiaba llegar a mi destino para llamarlo y hablar del tema, le escibí unos mensajes pero no me respondía, así que seguí insistiendo hasta que contestó mi llamado. Su tono de voz reflejó rapidamente su molestia, le pedí hablar del tema pero no quería pronunciarse, yo mi parte no sentía la necesidad de darle muchas explicaciones porque ya él conocía mi situación mental al momento que decidimos ser novios.

Luego de conversar por al menos 10 minutos Julián decidió cambiar su actitud e incluso intercambiamos un par de chistes. Me sentí más tranquilo durante los siguientes 5 minutos, pero luego empecé a atormentarme con la idea de que él no me entiende y tampoco va a entenderme. Entré al salón de clases pero mi mente seguía atrapada en lo acontecido, así que me dispusé a escribir en mi blog mientras el entrenador hablaba de un tema del cual no había prestado atención desde al menos hace dos semanas.

Mi comportamiento empezó a empeorar, Julián hizo algunos comentarios atacándome y me obsesioné con ellos, empecé a desesperarme, sentía que tenía que salir del salón huyendo y esconderme en mis cobijas. Me dispose a escribir entonces este capítulo y a leer cosas de interés general en internet. De momento quería prestar atención a la clase, pero era como si ya no entendiera el inglés, no procesaba nada de lo que estaba escuchando.

Escribí y escribí hasta que se acabó la tarde y salí entusiasmado de haber publicado los primeros 3 artículos de este blog. Julián me había dicho que vendría por mí y salí entusiasmado por ello. Me recibió con una chocolatina, le mostré el blog y noté que seguía molesto. Eso me desanimó con completo y aunque quise evitarlo quedé invadido por una energía negativa hasta la noche.

Subimos al bus, cada quién por su lado, llegamos al apartamento y nadie decía nada, yo me acosté a ver tv y él se quedó en la sala interactuando con su celular. Al rato se acostó conmigo, pero el uno era invisible para el otro. Me preguntó si quería comer y le respondí que no, a la media hora me preguntó si quería que me preparara algo y le dije que no. Entonces me preguntó si me pasaba algo, quise evitarlo pero insistió. Le dije que estaba de mal genio y que no quería hablar, que esperaramos al día siguiente; de inmediato se levantó y preparó la cena. Durante ese tiempo quise dormir pero no podía, pensaba muchas cosas al tiempo, así que me levanté y me preparé un té y a  la media hora ya estaba con mucho sueño. Antetodo le dí las buenas noches a Julián y dormimos abrazados, no quería dormir molesto con él ya que sabía que parte de mi rabia era conmigmo mismo por no poder controlar mis pensamientos.



Día 10: La primera dosis completa de Sertralina

Luego de haber superado los efectos secundarios de media pastilla, llegó la hora de la dosis completa. Estaba mentalizado ya en que debía cargar mi lubricante labial y seguramente tendría otro efecto secundario nuevo.

Desayuné, tomé mi dosis, me acosté a ver televisión con Julián y noté que los efectos secundarios no aparecian, o al menos no me sentía diferente. La resequedad de los labios nunca apareció, tampoco tuve dolor de cabeza o la sudoración que comentó Karina como uno de los posibles síntomas derivados del consumo de este antidepresivo.

En el transcurso de la tarde Julián se puso algo travieso, quería repetir las azañas del día anterior, empezó tocándome mientras yo veía a Sofía Vergara en su papel de Gloria Pritchett, en Modern Family. Estaba tan concentrado riendo que no sentía ninguna excitación por lo que estaba haciendo Julián. Entonces me comentó que quería que tuvieramos sexo, yo le dije que sí, sin el menor rastro de morbo o excitación. Mientras yo mantenía mi vista enfocada en la TV Julián  me hacía sexo oral, estuvo allí alrededor de 5 minutos. Para no parecer irrespetuoso o ignorar lo que él hacía, me dispuse a acariciarlo, mostrando (fingiendo) algo de interés.

No necesité más de ese tiempo para darme cuenta que no estaba sintiendo absolutamente nada, entonces lo aparté de mi pene y le dije: -Lo siento, no puedo-. El me preguntó porqué y le dije textualmente -No siento absolutamente nada fuera del tacto-. Él se apartó molesto y se volteó dándome la espalda. Le dije que probablemente era por la dosis completa de Sertralina, que esperaramos unos días, que seguramente era temporal. A pesar de su molestia mostró comprensión por la situación. Durante el resto del día todo se mantuvo exactamente igual, estaba completamente distanciado de pensamientos morbosos y sexuales, pero muy estimulado por ideas de emprendimiento.
Día 9: El sexo

Solucionado el detalle de la eyaculación, Julián y yo seguimos ensayando varias veces. Fue muy satisfactorio ver que podíamos llevar una vida normal, sexualmente hablando, por lo que decidimos en conjunto que yo seguiría tomando esta medicina en vez de reemplazarla por el otro antidepresivo.

De repente mi estado de ánimo empezó a mejorar y se me metió la idea en la cabeza de que quería independizarme con Julián, por lo que empezamos a tener conversaciones muy interesantes sobre qué idea de negocio emprender. Por  primera vez sentía una mejoría en mi estado de ánimo a pesar de seguir con las muestras de ansiedad y pensamientos involuntarios en mi cabeza.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Día 8: De vuelta al Psiquiatra

Tuve mi segunda cita con Karina para hablar de mi examen de tiroides y el avance a partir de la Sertralina, esta vez estuve menos inquieto al momento de esperar mi turno, sentía de debía controlarme para mostrar algún progreso.

Al ingresar ella me saludó, la sentí algo más amigable que la vez que nos conocimos, me senté y me pidió el examen de tiroides, el cual estaba dentro de lo normal, ya lo había chequeado en internet de acuerdo al resultado que obtuve. Me preguntó cómo me iba con la Sertralina. Le conté de los principales efectos secundarios: la resequedad en los labios y la pérdida del líbido; comenté que esto último me estaba causando inconvenientes en mi relación. Karina se sorprendió un poco, o al menos su expresión mostraba eso, me comentó que todos los antidepresivos tendían a causar eso, de inmediato me dijo que lo suspendiera y que empezaríamos con otro antidepresivo que "en teoría" es el que menos produce ese efecto secundario, yo estuve de acuerdo.

De la resequedad de los labios no entramos en detalle, yo le dije que lo estaba manejando con lubricante. Aproveché para comentarle que últimamente me ponía muy inquieto por las tardes, movía mucho las manos y las piernas, de hecho en ese momento mis manos eran como marionetas bailarinas. Ella me dijo que eso no era producido por la Sertralina, entonces hicimos un recuento de las cosas que han cambiado desde la primera cita y cuando le mencioné que retiré por completo el cigarrillo y el café ella dedujo que eso me estaba causando más ansiedad, por lo que me permitió fumar y tomar café ocasionalmente con el compromiso de irlo dejando gradualmente.

Pasamos de tema y me entrevistó sobre mi cita con la Psicóloga, le comenté el tratamiento que estaba iniciando con ella y que ya tenía una nueva cita agendada. Me entregó entonces la orden para el nuevo medicamento y me pidió que regresara en aproximadamente 3 semanas para ver los avances que habíamos tenido.

Salí y le conté a Julián. Se emocionó al saber que probablemente no volvería a tener el problemita aquel. En la noche lo intentamos a pesar que aún no empezaba a tomar el nuevo antidepresivo, de hecho ni siquiera lo había reclamado porque me tocaba dirigirme a otro lugar que me quedaba lejos. Esa noche no solo pude eyacular, sino que fue un momento caliente muy duradero y placentero. Ambos quedamos extremadamente satisfechos por lo que decidimos seguir con la Sertralina para ver si era capaz de seguir "funcionando" mientras la tomaba.

Me dormí muy tranquilo...relajado.

viernes, 2 de septiembre de 2016

Día 6 y 7: El tormento del fin de semana

Una de las cosas que me mantiene "algo tranquilo" es el trabajo porque estoy "sometido" a permanecer en el salón de clase, hacer actividades e interactuar con mis compañeros. Los momentos más díficiles de mi día a día generalmente son cuando me estoy bañando y cuando voy en el bus, ya que generalmente no estoy hablando con nadie y empiezo a divagar y a sentirme atormentado.

Carlos, mi compañero de Apto, sale todos los días a visitar a su hermana que tiene el mismo trastorno que yo manifestado de forma distinta; Julián va a visitar a su mamá y puede que tenga alguna otra diligencia que hacer. Desde hace un poco más de un mes me da pánico quedarme solo, siento que puedo cometer alguna otra locura o una peor a las que ya he cometido.

Por otro lado el efecto de los labios resecos en la Sertralina estaba desapareciendo, igualmente tenía constantes erecciones pero por más que intentaba no podía eyacular al tener sexo.

Julián me motivó a salir para que me distrajera pero terminó siendo peor, me comporté como un zombie, distraído simulando que le prestaba atención a lo que él decía pero en realidad estaba divagando sobre 500 cosas diferentes al mismo tiempo.

Las maratones de Modern Family se convirtieron entonces un plan obligado de fin de semana y de toda la semana, ya que me da miedo ver otro prgorama de televisión porque pienso que no me va a entretener lo suficiente como para mentenerme tranquilo.

El domingo en la tarde acompañé a Julián a hacer unas diligencias, estuve a punto de rogarle que no me dejara solo. Estabamos visitando a su mamá y hermanito de 3 años, de momento me quedé fijamente mirando hacia la calle y vi a un niño jugando afuera. Me imaginé lo chévere que sería secuestrarlo, violarlo y devolverlo descuartizado a sus padres.  Quedé tan sorprendido y asustado por ese pensamiento que me levanté y empecé a hablar con Julián. Nunca le conté de esto, me sentía muy avergonzado aunque fuera algo que en realidad yo no quiero hacer, ni lo pienso hacer. Disimulé el susto que tenía y seguimos el día como de costumbre.

Día 5: Dejando el Cigarrillo y el Café


Dos meses antes de ser diagnosticado con TOC empecé a fumar para calmar mi ansiedad. Inicialmente fumaba 1 al día, posteriormente me fumaba hasta 3 o 4 dependiendo de mi estado de ánimo. Igualmente empecé a consumir café diariamente, me fascina la vainilla así que constantemente me tomaba un latte de vainilla, acumulando en algunas ocasiones hasta un litro de café por día.

Posterior a la primera cita con mis terapeutas suspendí de inmediato tanto el cigarrillo como el café y las demás bebidas que me sugirieron evitar: bebidas negras y energizantes. El resultado de esto fue un rebote en mi ansiedad, cuando llegaba la tarde mis piernas se movían descontroladamente, mis manos estaban inquietas y me sentía encerrado en el salón, tenía que salir constantemente al baño para distraerme un poco con el paisaje exterior.

Era muy incómodo porque estaba en clase y tenía que contenerme para no ser muy evidente anet mis compañeros. Al principio pensé que era un efecto secundario de la Sertralina, pero al hablar de nuevo con mi Psiquiatra me indicó que esto se debía al dejar bruscamente ambas cosas.

En este punto no sentía que la Sertralina estaba haciendo efecto en mí. Me sentía igual de ansioso o tal vez más, mis pensamientos obsesivos sobre mi ex me seguían atormentando, lo que si he notado es que los pensamientos negativos han disminuido.

Por cierto, sigo sin poder eyacular aunque tengo constantes erecciones durante el día.
Día 4: Todo me vale V***a

Tercer día de Sertralina, en la mañana realicé el primer ejercicio de respiración del día, pasé una buena noche pero me siento como en el límbo, como un zombie. Tomé mi ducha, desayuno, Sertralina y salí a trabajar.

Cargo un cuaderno conmigo para anotar cada vez que tengo un pensamiento negativo (venganza, odio, suicidio, etc.). Me causó curiosidad que hoy no me preocupé por vestirme bien, suelo ser una persona muy vanidosa y para mí siempre ha sido muy importante verme bien, relejar una buena imagen ante la sociedad. Tomé lo primero que ví en mi closet y aunque al verme al espejo y sentir que estaba mal vestido, salí como si nada.

Durante el resto del día estuve en clase, parte de mi prestando atención a lo que explicaba el trainer y parte de mí leyendo un foro sobre farándula. No me sentía bien, pero tampoco mal, lo repito, me sentía en el limbo.

Mi apetito no ha cambiado, traje un humectante labial que me va muy bien para la resequedad e irritación de los labios.

Mis pensamientos negativos siguen, al igual que mis pensamientos obsesivos sobre mi ex novio, solo que ya no siento la frustración de antes, como si por fín estuviese aceptando que es así y punto.

Sin más novedades termina mi día, llego a casa, cocino y a dormir.
Día 3: Sertralina 2.0

Sobreviví al primer día de Sertralina, estaba muy molesto por la imposibilidad de eyacular pero seguía decidido a continuar. Mentalmente me sentía igual, pensamientos negativos o sin sentido que me atormentaban casi todo el día.

Salí a trabajar y hacía mucho frío, mis labios estaban resecos y supuse que sería por el clima. Seguí mi día normal pendiente de cualquier cambio. Mi apetito siguió siendo el mismo, sin embargo, a medida que el día avanzaba evidencié que la resequedad de mis labios empeoraba; cuando se hizo de tarde mis labios estaban tan resecos que los tenía irritados, por ende no podía pegar los labios, pasé casi todo el día con la boca abierta.

Volví a investigar sobre los efectos secundarios de la Sertralina y no me sorprendió encontrar que la resequedad en los labios era uno de los síntomas más comunes. No traía conmigo mi humectante labial por lo que tuve que pasar todo el día lamiendo mis labios para calmar la resequedad e irritación.

Hice un ejercicio de respiración antes de dormir, es más difícil de lo que parece, por lo que no hice los ejercicios de relajación, me sentía incómodo, sin ánimo.

jueves, 1 de septiembre de 2016

Día 2: La Sertralina



Desde hace casi un mes he podido dormir bien, el trabajo en el call center es agotador, aunque los primeros meses estoy recibiendo clases (entrenamiento el 90% del tiempo).

Salí temprano a practicarme el exámen de Tiroides y a reclamar el medicamento. Julián me acompañó. Tomamos el Transmilenio (Sistema de transporte masivo de Bogotá) y durante todo el trayecto yo estaba elevado. Por más que Julián intentaba mantenerme en la tierra mi mente estaba divagando sobre muchas cosas: recreaba conversaciones sin sentido que tal vez nunca ocurran, pensaba en los terroristas que ejecutaron el atentado del 11 de Septiembre, y al mismo tiempo tatareaba la canción que sonaba en mi iPhone. Para Julián era muy frustrante todo, él no decía nada luego de un tiempo pero se notaba que estaba molesto. Yo lo sabía pero no le decía nada, no sabía que decirle, no sabía controlar lo que pasaba por mi mente en ese momento.

Llegamos a la eps y había mucha gente esperando para los exámenes de laboratorio. Busqué algunos temas de conversación para mantenerme aterrizado, pero solo funcionaba de forma temporal. Luego de una hora esperando era mi turno para el exámen de tiroides, que constaba de un análisis de mi sangre. Al salir del laboratorio Julián ya había reclamado mis medicamentos, me sorprendió que las pastillas eran muy pequeñas, casi como una lenteja, y debía tomar solo media pastilla durante la primera semana, junto con el desayuno.

El regreso a casa fue igual que el primer trayecto, pero esta vez estaba elevado por la frustación que sentía al no poder controlar mis pensamientos y emociones, yo quería aprovechar el día soleado y la compañía de mi novio.

Llegamos a casa alrededor de las 9:00 am. Julián me preparaba el desayuno mientras yo hablaba con Carlos, mi otro compañero de apto, acerca de lo que me estaba ocurriendo.

Deboré el desayuno y tomé la primera mitad de Sertralina esperanzado y entusiasmado sobre los beneficios que traería a mi salud. Luego me encerré con Julián en el cuarto para ver películas, pero últimamente veíamos solo Modern Family porque era el único programa de TV que me distraía de los demonios que me acechaban. Me reía tanto que no tenía tiempo de pensar en herir a nadie, o a mí.

Pasado el medio día empezamos a tener intimidad, el ambiente estaba muy caliente y la estabamos pasando muy rico. El mal rato llegó cuando luego de media hora de estar en pleno acto noté que se me dificultaba eyacular. Estaba sintiendo placer, pero no lograba alcanzar el líbido. Lo intentamos de varias formas, por casi una hora, hasta que recurrí a la masturbación, pero ni me cansaba de masturbarme ni lograba llegarme. Esto fue supremamente alarmante para mí sobretodo considerando que soy un hombre activamente sexual que se masturba en promedio 3 veces al día (era algo que no quería hacer pero no podía dejar de hacerlo, de lo contrario literalmente no podía levantarme de la cama o no podía quedarme dormido). Julián se levantó molesto, su primera reacción era que yo no quería estar con él, que no me atraía lo suficiente, o nada. Rápidamente pensamos que podría ser un efecto secundario de la Sertralina, lo cual tiene total sentido de acuerdo a testimonios que leímos la noche anterior.

Julián me pidió suspender el medicamento, probar medicina alternativa. Sin embargo, mi próxima cita con la Psiquiatra era en una semana, por lo que acordamos seguir el tratamiento hasta la próxima consulta y tomar una resolución en conjunto con Karina, basado en su experiencia con este tipo de medicamentos.

El resto del día fue como mis demás días, la misma ansiedad, el mismo apetito, el mismo hábito al dormir, los mismos pensamientos que me atormentaban.

Día 1: El Diagnóstico

2 meses atrás le pedí a mi médico general  una orden para Psiquiatría, sin tantas preguntas me la concedió. Ni recordaba que la tenía asignada hasta que a mi celular llegó un recordatorio. Sentí los mismos nervios y ansiedad que cuando me practicaron por primera vez una prueba de VIH.

Anteriormente estaba asistiendo a un psicólogo particular porque sentía que algo no estaba funcionando bien en mi sistema nervioso. Desde niño he sido una persona visiblemente ansiosa y ya se me estaba saliendo de las manos.

El día anterior a la cita empecé a imaginar, como de costumbre, cómo sería todo: si estaría en un sofá acostado, cómo ocurre en las películas, o si la Psiquiatra me tomaría en serio o sí su diagnostico era que yo simplemente quería llamar la atención, lo cual en mi ignorancia también representa una especie de transtorno mental.

Dormí bien esa noche, la cita era a las 10:00 A.M. pero en mi afán por descubrir prontamente lo que iba a suceder llegué al consultorio a las 8. Pasé a la sala de espera y entre otros pacientes esperando a ser atendidos por diferentes especialistas, yo era el que más resaltaba de todos: parecía que mis piernas tenían vida y voluntad propia; se movían costantemente generando un molesto sonido en el sofá, aparentemente por los resortes del mismo. Fui el centro de atención en ese momento y por primera vez en mi vida, no lo estaba disfrutando. Quería levantarme y entrar al consultorio a vomitar todo lo que me venía atormentando.

Estuve esperando aproximadamente 20 minutos. Escuché mi nombre y rápidamente me levanté, me acerqué a la puerta del consultorio y con mucha precaución ingresé, como si quisiera pasar de incognito. Saludé a la Psiquiatra, pregunté si podia cerrar la puerta y lo hice con seguro incluído, no quería interrupciones.

El consultorio tenía un escritorio como el de cualquier medico, del otro lado había una silla para el paciente, y en frente había un sofá como el que imaginé, el que sale en las películas. Me quedé de pie unos segundos, no sabía dónde debía sentarme; la Psiquiatra me indicó que tomara asiento, señalando la silla que se encontraba frente a su escritorio. Me acomodé con la espalda recta y mis manos colocadas delicadamente en mis muslos. De repente me sentí como un pequeño niño intimidado en su primer día de clases, o como un niño que quiere causar una buena primera impresión.

Lo primero que noté en mi terapeuta es que no me observaba. Estaba concentrada en la pantalla de su computador escribiendo quien sabe qué cosas sobre mí, o tal vez sobre el paciente anterior, aunque cuando me llamó no había salido nadie de su consultorio. Ligeramente volteó su Mirada hacía mi y me preguntó el motivo de mi consulta. Empecé a hablar a una velocidad que ni yo mismo alcanzaba a procesar el contenido de lo que estaba diciendo; movía mis manos, pies, hablaba de un tema, luego de otro, luego volvía al primer tema, saltaba al tercero, regresaba al Segundo, volvía al primero y terminaba con el cuarto. Lo que pasaba por mi cabeza en ese momento era que tenía que proveer a mi terapeuta con la mayor cantidad de información posible para obtener de esa forma su atención y que evidenciara lo mismo que yo estaba percibiendo: que algo no estaba bien en mi conducta.

Creo que  le dí espacio para hacerme 2 o 3 preguntas, básicamente ella quería aclarar o entender mejor lo que le estaba contando. Hablé sin parar por aproximadamente media hora, y al ver que ella solo me miraba con cara de asombro y creo que de desprecio, decidí ponerle punto a parte a mi discurso. Ella tomó unos minutos para anotar algunas cosas en su computadora, alcancé a pensar que estaba llamando a la policía. Luego dirijió su vista hacía mi, nuevamente, y me dijo que lo que lo que más le alarmaba de mi conducta era la forma tan rápida y desordenada en que me expresaba. Fue evidente lo ansioso e intranquilo que estaba al no poder controlarlo. Me hizo una rápida valoración médica basada en preguntas y respuestas: "¿Cuántas horas duermes?", "¿Cómo es tu apetito?", ¿Fumas, bebes?" al tiempo que seguía redactando en su computadora.

Sinceramente al principio yo estaba algo desanimado y la razón es que una parte de mi no quería curarse o recibir ayuda, porque eso significaba renunciar a muchas conductas a las que ya estaba acostumbrado y de que de cierta forma me causaban excitación. Karina, mi psiquiatra, me dijo que me recetaría un medicamento para controlar mi sistema nervioso, ella pensaba que era posible que mi comportamiento "acelerado" fuera algo a lo que me acostumbré por antiguos ataques de ansiedad. También me envió a hacerme un examen de tiroides, del cual no tenía idea que era, pero luego investiqué en internet y deduje que quería determinar si mis movimientos anormales estaban siendo motivados por un problema de tiroides. Sobre el medicamento que me recetó solo me dijo que no generaba dependencia y que los efectos secundarios eran mínimos y poco ocurrentes. Además de eso me dio una orden para ver a un Psicólogo de forma inmediata, eso me generó una gran motivación, al mismo tiempo que más ansiedad.

Salí del consultorio con el compromiso de empezar a tomar la Sertralina, ver a un Psicólogo ese mismo día, hacerme el examen de tiroides y regresar con los resultados nuevamente a Psiquiatría. Bajé de inmediato a la recepción, presenté la orden y obtuve cita con una Psicóloga programada para la tarde. Tenía 2 horas para almorzar antes de ser nuevamente evaluado. Durante ese tiempo replantié mi estadía allí, definiendo si realmente esto era lo que quería o si mejor seguía con mis actos malevolos y criminales. La respuesta debía ser obvia, pero en este punto sentía que debía hacer cosas malas, me había acostumbrado a ello y aunque no quería, cuando lo hacía sentía mucho placer. Imagino que es una sensación similiar a alguien que consume drogas, de hecho en este punto de mi vida me provoca probar algunas para comparar las sensaciones.

Después de analizar todo lo que implicaba aceptar la ayuda y someterme al tratamiento decidí que eso era lo que iba a hacer, así que el primer paso fue eliminar todas mis redes sociales, incluyendo Whatsapp. Quería mantenerme alejado lo más posible de la tecnología, y más aún, evitar tentaciones a causa de publicaciones de mi ex o alguna otra persona, que me generaran deseos de hacer algún mal.

Mantuve 1 hora caminando, de tanto pensar olvidé almorzar pero en realidad lo que menos quería era comer. Llegué a la sala de espera una hora antes de la cita y me senté a esperar el llamado. Estaba solo al principio, luego empezaron a llegar otros pacientes. Llamé a Julián para contarle mi experiencia con la Psiquiatra, igualmente quería disimular la ansiedad que sentía en ese momento así que conversando con él esperaba que mis movimientos anormales se detuvieran. Él reaccionó muy bien, positivo con la decisión que estaba tomando.

Al terminar nuestra conversación tomé una revista sobre medicamentos y simulé que la estaba leyendo, pero en realidad solo veía las imagenes esperando encontrar algo que me mantuviera concentrado y entretenido. Al rato escuché el llamado de la Psicóloga, ingresé rápidamente y cerré la puerta sin preguntar, con seguro nuevamente. Era el mismo consultorio donde había sido atendido por la Psiquiatra, esta vez me concentré en todos los objetos que habían en dentro; rápidamente vi una artesanía precolombina junto al escritorio, un calendario, un peso electrónico, material médico-publicitario pegado en las paredes y un perchero de pared en una esquina, además del computador, escritorio y sofá que había evidenciado en la visita de la mñana.

Esther, mi Psicóloga, me saludó y me pidió que tomara asiento. Empezó a leer mi historia clínica, los detalles de la conversación que tuve con la Psiquiatra. Me pídió que le aclarara un poco sobre esos pensamientos "malignos" que se apoderan de mi mente constantemente. Le respondí diciendo: "Vivo lleno de rencor, pienso en matar, secuestrar, torturar y organizar atentados terroristas tanto con personas con las que siento algo de rencor como con la sociedad en general. Son cosas que no quiero hacer, pero siento la necesidad de hacerlas, y tengo miedo de llevarlas a cabo, volverme loco, acabar en la cárcel y terminar con mi vida." Esther se impactó con mis declaraciones y mostró mucho interés en ayudarme a salir de este tormento.

Mi interacción con la Psicóloga fue muy diferente a mi interacción con la Psiquiatra. Esta última estaba muy inclinada a la parte física y la primera a la parte emocional/mental. Luego de escucharme comentó algo acerca de un trastorno de personalidad y comportamiento obsesivo compulsivo. Yo no entendía nada de lo que ella decía, pero por alguna razón no hice preguntas, tampoco a la Psiquiatra.

Esther, al igual que la Psiquiatra, me pidió que dejara de fumar, beber alcohol y bebidas negras, además de energizantes. Para tratar mi trastorno me dijo que iniciariamos con una terapia respiratoria y de relajación. La primera consiste en tomar aire por la naríz y dejarlo salir muy lentamente por la boca, durante 10 minutos, 3 veces al día. La segunda consistía en acostarme en mi cama y hacer movimientos de relajación, cerrar los ojos e imaginar los números del 9 al 0, entre otras cosas.

Otra tarea era llevar un control de mis pensamientos negativos en un cuaderno, anotando diariamente qué pensamiento negativo tengo y la hora del mismo. La idea era que Esther pudiera identificar si había un patrón en la hora en que estos se presentaban. Por otro lado debía hacer una lista de las cosas que hago actualmente y me hacen feliz, y también una lista de las cosas que pienso que podrían estar alimentando mis pensamientos negativos...ah, ingresar al gimnasio o practicar algún tipo de ejercicio era mandatorio para el tratamiento.

Ella me asignó una cita para dentro de 15 días en la cual yo debía presentarme con todos mis ejercicios. De haberlos hecho juiciosamente el siguiente paso era iniciar una terapia que involucraba a mi organismo, pero de momento debía relajarme y controlar y acostumbrar el ritmo de mi respiración.

Salí del consultorio, fue una cita de media hora aproximadamente. Estaba muy motivado porque a pesar de que vi a ambas preocupadas  yo sentía que siendo tratado por ambas me iba a hacer sentir muy bien y podría salir del hoyo negro en el que me sentía sumergido. Además, tenía a Julián a mi lado, y él ha sido un gran apoyo en esto y me daba gusto estar trabajando en mis trastornos para poder sentirme bien conmigo mismo y entregarme plenamente a la relación.

Me dirijí entonces al apto de Julián, debía recoger algo de su ropa ya que él llevaba una semana quedandose conmigo y por su horario de trabajo no había tenído el chance de ir a donde actualmente tenía todas sus cosas. Empaqué lo que pude y me fui a casa, me sentía de mal genio producto de no haber almorzado. Afortunadamente llegué temprano, aproveché y comí arroz con carne que había quedado del almuerzo, y luego me metí en cama a ver televisión.

Aún no reclamaba el medicamento, debía dirijirme a otro lugar para hacerlo, por lo que el tratamiento en sí aún no empezaba. En este momento mi casa estaba llena de muchos pensamientos a la vez, pero ya no me atormentaba tanto porque veía que aún tenía una oportunidad. Tomé mi computadora y empecé a buscar sobre el medicamento en cuestión, me encontraba solo en el apartamento así que le di rienda suelta a mi ansiedad. Lo primero que encontré es que la Sertralina es un antidepresivo, lo cual me sorprendió mucho, ya que pensé que era una simple pastilla para los nervios. Luego empecé a leer casos de personas que la han tomado y todos se quejaban de los efectos secundarios y de lo dificil que es desprenderse de ese medicamento. Creo que ahí terminó mi entusiasmo, yo nunca he sido muy amigo de las pastillas y medicamentos en general, por ende no quería generar dependencia a uno de ellos. Sin embargo, la decisión estaba tomada, yo quería hacer ese tratamiento.

Julián llegó alrededor de las 9:00 pm. Cuando le conté sobre el medicamento y los efectos secundarios quedó algo preocupado, sin embargo acordamos seguirlo para conocer el impacto del mismo, confiando en que sería de mucha ayuda para mí. Hasta este momento evidentemente no había ningún cambio en mí, seguía manejado por mi ansiedad. Hice el primer ejercicio de respiración y me fui a dormir.

Antecedentes

Mi nombre es Richard, tengo 27 años y soy oriundo de Barranquilla, Colombia. Hace 2 años y medio vivo en la ciudad de Bogotá. Estudié finanzas, comparto apto con un amigo y recientemente con mi novio, Julián.

Desde el punto de vista de las cosas que he pasado se puede decir que mi vida ha sido ordinaria como la de cualquier otra persona. De niño vivía con mis papás y mis dos hermanos, ambos mayores. Durante muchos años me sentí y actué como la víctima de constantes maltratos verbales y físicos por parte de mi mamá y mi hermano. Crecí con muchos resentimientos hacía ellos lo cual hizo que me acostumbrara a ser alguien rencoroso.

Lo que más me afectó de mi infancia es que sentía que no era valorado por mi familia, me sentía invisible y deseaba enormemente recibir el amor de padres y hermanos que veía en la televisión o en las familias de mis compañeros de colegio.

Mi mamá solía compararme siempre con mi hermano, del cual se sentía muy orgullosa. Para ella yo nunca sería tan bueno en nada como él lo fue en todo, por lo que siempre me esforcé por superarlo, y muy bien que lo hice.

Mi papá, o el señor Fidel como le digo actualmente, es un señor machista, esos que consideran que el hombre trabaja y la mujer se queda en casa a cargo del hogar. Una vez le escuché decir que prefería tener una hija puta que un hijo marica...creo que no tengo nada más que decir de él.

Mi hermana, mayor entre los 3, me lleva 14 años, es una persona muy solitaria, solo trabaja y estudia, no tiene amigos ni novio, tampoco ha tenido desde que yo tengo uso de razón. Parece que siempre estuviese molesta, suele contestar con groserías. Conmigo se lleva mejor, excepto cuando vivimos juntos.

Mi hermano me lleva 13 años, es una mezcla entre mi mamá y mi papá, no me habla desde hace 5 años, cuando salí del closet y me echó de casa de mi mamá.

Mi mamá sufre de depresión, visita a un Psiquiatra desde hace algunos años y es dependiente a los antidepresivos para poder dormir y estar tranquila. Regularmente tiene crisis y su comportamiento más común es sentirme la víctima en todas las situaciones. También es una persona muy rencorosa y conflictica.

A medida que fui creciendo evidencié algunos obstáculos que con el tiempo se fueron haciendo repetitivos. Además de lidiar con el rechazo de mi familia por mi orientación sexual, principalmente de parte de mi papá y hermano", comencé a tener dificultades para comunicarme y mantener relaciones interpersonales. Durante la época del colegio solía explotar a menudo cuando discutía con mi mamá, a causa de la desesperación e impotencia que sentía por la forma tan despreciable en que me trataba. En clases era un alumno brillante, a excepción de la convivencia, era algo desordenado y a veces irrespetuoso.

Con todo eso salí del colegio con más honores de los que mis hermanos juntos pudieran tener. Empecé a estudiar al año siguiente y al cumplir mi mayoría de edad empecé a trabajar. Mi primer empleo fue en Mc Donalds, en el cual solo duré 8 meses porque tuve un conflicto con mi jefe y sentía que ya no le agradaba, entonces me sentía resentido y renuncié. Al día siguiente ingresé a Coomeva a realizar mis pasantías de la Universidad. Cómo era de costumbre, durante los primeros meses deslumbraba con mis capacidades, mi agilidad y proactividad, pero luego de haber sorprendido a todos, empezaban de nuevo los problemas de comunicación, me tomaba todo personal, no sabía comunicarme y terminé poniendome en contra de mi jefe inmediato, incluso acusándola esperando que perdiera su empleo. Pasaron 6 meses y al terminar mi pasantía decidí retirarme a pesar que mi jefe quería que me quedara 6 meses más, ella es Psicóloga y veía mucho potencial en mí a pesar de mis errores. Al mes siguiente ingresé a trabajar en un call center bilingüe, ya que sabía un poquito de inglés. Duré 20 días, no pude resistir la frustación de no entender el acento de algunos americanos. Así seguí mi vida laboral, pasaba de empresa en empresa y duraba menos de un año. Siempre empezaba con broche de oro y salía de la peor manera. Hoy en día sigo manteniendo rencor sobre todos los jefes con los que discutí a pesar que escribiendo este texto me doy cuenta que todo fue originado por mis conductas.

A pesar de mi dificultad para manejar mis emociones he tenido estabilidad en las relaciones afectivas. Tuve mi primer novio a los 18 años, duramos 4 años juntos, luego duré 3 años con otro. Después de eso me di un break de año y medio hasta que conocí un Guajiro que terminó convirtiendose en el detonante de mis trastornos mentales. Sin entrar en detalles sobre esa relación solo diré que me sacó mi zona de confort durante 4 meses, no pude con el hecho de no poder controlar nada en la relación así que terminé explotando.

En general siempre he tenido conductas que no veo en otras personas, por ejemplo:

1. Al comer pop corn / crispetas: Cuando veo un recipiente lleno de crispetas empiezo a comer una detrás de otra, sin parar, luego cojo todas las que quepan en mi mano y me las llevo a la boca así sea difícil mastircarlas. Siento que debo comer y comer hasta que se acaben.

2. Al consumir mis alimentos diarios (desayuno, almuerzo, cena): Como con tal rapidez que no alcanzo a masticar, como si alguien me fuera a quitar la comida.

3. Recientemente tengo una obsesión con la llave del gas, cada vez que paso por la cocina tengo que verificar que la válvula de gas esté cerrada.

4. Frecuentemente hablo solo, incluso si estoy en compañía de alguien, tiendo a hablar solo, muevo las manos y hago gestos como si en realidad estuviese hablando con alguien (en mi mente efectivamente estoy conversando con alguien).

5. Cuando tengo algún tipo de desacuerdo con alguien, ya sea el fin de una amistad, un noviazgo, o una relación laboral, genero y alimento un rencor hacia las personas implicadas, ocasionando que pensamientos negativos y de venganza surgan en mí.

6. Actúo compulsivamente: Voy a mi almacén de ropa favorita y puedo gastarme todo lo que tenga en mi billetera, incluyendo el cupo de mis tarjetas de crédito, incluso si ese dinero es para alimentación, arriendo y otros gastos. Siempre que quería distraerme usaba mi dinero en cosas que me dieran una satisfacción o alegría temporal.

Volviendo a una época más reciente, este año perdí 2 cosas que me dejaron muy afectado: Solía ser Key Account Manager  (Gerente de Cuentas Clave) para una importante empresa de Investigación de Mercados de USA, trabajaba desde mi casa en Bogotá. Tenía excelentes ingresos y muchas comodidades. Perdí el empleo porque tuve algunos conflictos con mis superiores y algunos colegas, que me llenaron de rencor y afectaron mi productividad. Me desestabilicé emocionalmente y fui despedido por primera vez en mi vida luego de año y medio de servicio. Al mismo tiempo mi ex novio (el Guajiro que me hizo estallar) tomaba la decisión de terminar con la relación ya que algunas conductas mías le hicieron pensar que lo quería poner en contra de sus amigos.

Ahí empeoraron mis conductas. Quedé muy afectado por ambas cosas, me deprimí y duré un mes completo encerrado en mi cuarto. Dormía una o dos horas, comía muy poco, dejé de ejercitarme y cuando estaba en compañía de alguien me desconectaba por completo y me elevaba pensando en todo lo que me estaba pasando y en como recuperarlo...sin importar el método.

En mi desespero por no saber manejar mis emociones y lograr mis objetivos, sentirme "normal", decicí recurrir a un psicólogo particular, el cual no pude costear por mucho tiempo. Cuando decidí que quería levantarme y continuar con mi vida busqué un trabajo que me mantuviera encerrado, ocupado en una tarea específica, con pocas posibilidades de divagar y usar mi teléfono...desde entonces trabajo como agente de call center...pero no fue suficiente...

Decidí empezar con este blog para distraerme de los pensamientos que me atormentan, además espero que sea de apoyo para otros pacientes de este trastorno y/o familiares y personas cercanas a los mismos.